Coaching y Mindfulness: ¿enemigos o aliados?

Escrito por abel

Por Flor Montero y Abel Núñez

Los tiempos modernos han acelerado la velocidad de muchos procesos de la vida humana, desde la producción industrial hasta el desarrollo personal mismo. Así, tendencias que ahora están muy de moda y que a simple vista parecerían opuestas -como el Coaching y el Mindfulness- son el resultado de dichos cambios.

Comencemos con qué es el Coaching (con “C” mayúscula). En esta brevísima historia, podríamos decir que el Coaching nace con la metodología que utilizaba Sócrates con sus alumnos, en la que por medio de un diálogo a base de preguntas, Sócrates, lograba que el alumno llegara a sus propias conclusiones, su propio conocimiento. Ya en la década de los 70  Timothy Gallwey entiende que el mayor enemigo de los deportistas estaba en su propia mente, y comienza a desarrollar estrategias “internas” para maximizar su desempeño con su revolucionario libro “El Juego Interno”. Luego viene John Whitmore quien utiliza estas estrategias de los coaches del deporte para aplicarlas a la vida empresarial. Hoy en día se puede usar en cualquier dimensión donde exista la comunicación intrapersonal o interpersonal.

Ahora bien, el Coaching es un arte en el cual el Coach facilita herramientas para que el Coachee (cliente) logre potencializar sus recursos internos y externos y conseguir un objetivo específico. Es un arte porque quien lo practica requiere de muchas habilidades, conocimientos y pasión para apoyar a otro ser humano. También decimos que facilita, pues un verdadero Coach no necesita dar consejos, sugerir, guiar, decirle qué hacer a su cliente, sino que guía un proceso en el cual el cliente obtiene sus propias respuestas y crea su camino con pasos específicos para lograr el objetivo. Por último, busca potencializar en el cliente sus recursos internos (ej. habilidades, emociones, conocimientos, etc.) y sus recursos externos (ej. comportamientos, recursos materiales, otras personas, etc.), pues el Coach “sabe” que el cliente tiene dentro de sí todo lo que necesita para lograr sus propósitos, o bien desarrollar lo necesario para conseguirlos. Entonces, como podrás darte cuenta, el Coaching tiene un enfoque en soluciones, en objetivos, en metas y logros. Si bien le interesa conocer un poco del pasado es sólo para traer recursos aprendidos antes al presente y aprovecharlos, ya sea replicando lo que sí funcionó u omitiendo lo que no.

Por otra parte, el Mindfulness es un movimiento que surge de la fusión de una práctica oriental milenaria (la meditación) y una occidental más reciente (la psicoterapia). Uno de sus propósitos es ayudar a que el sistema nervioso del practicante logre una mejor regulación interna para que tenga menos reactividad ante los sucesos estresantes, difíciles o confrontantes de la vida y la pueda afrontar con mayor ecuanimidad. Es decir, le enseña a la persona a que note dentro de sí cuando alguna situación la esté rebasando -porque la amígdala del cerebro lo esté llevando a un estado de “ataque o fuga”- para que dé un paso atrás y realice alguna intervención que le permita al sistema regresar a un punto donde no haya ni demasiada activación (ansiedad, estrés, nerviosismo, ira, etc) ni tampoco haya una falta de ella (depresión, desmotivación, desesperanza, etc). El Mindfulness busca que se vigile al pensamiento para que no se vaya por avenidas que causen daño tanto a la psique como al cuerpo, porque nuestros pensamientos tienen el poder de afectar nuestra neurología. Pero además, nos hace conscientes de otros disparadores de hiper o hipo activación que quedaron anclados en la memoria implícita por experiencias pasadas  (inconsciente). Por tanto, el énfasis es regresar a la volátil mente a que se ancle en el aquí y en el ahora no nada más para que sea más realista en su evaluación de lo que pasa -que no ocurre cuando la mente corre descarriada y disparando numerosos proceso bioquímicos-sino también para que disfrute plenamente de lo que sí tiene en frente porque puede poner ahí su atención y hacer que lo que hay cuente y sea significativo para la vida.

Hay quienes opinan que el Coaching y el Mindfulness son incompatibles por sus objetivos y métodos. El Coaching siempre tiene la vista puesta hacia el futuro y hacia las metas. Al  coachee se le alienta a que construya un mañana ambicioso y que salga de su zona de confort para lograr más. Además, el hecho de que sean las grandes empresas quienes contraten los servicios de los coaches para sus ejecutivos a veces genera algo de crítica de que se le puede utilizar como un instrumento más de exigencia laboral desaterrizada, y quizá hasta de explotación. Por otro lado, el Mindfulness hace un enorme énfasis en que el pensamiento se mantenga en el aquí y el ahora, y que se suelten las exigencias del “deber ser” a favor de la aceptación plena de lo que es pues la vida sólo puede ocurrir en el momento presente. Dejar que la mente viaje constantemente hacia el futuro desconecta de los recursos, demandas y experiencias actuales y puede llegar a generar estados de ansiedad y auto recriminación por “no ser mejor”.

Si bien es cierto que hay algo de verdad en ambos argumentos, también es cierto que si consideramos al coaching y al mindfulness como los extremos de un continuo entre la total renuncia y la exigencia absoluta, ninguno de los polos le haría bien a nadie. Pero eso aplica a cualquier cosa en la vida que no se haga con moderación. Retarse a uno mismo para salir a la vida con confianza y valor a perseguir sueños es la manera en la que le damos sentido a la vida con nuestras acciones. Sentarnos al final de un día a que el cuerpo regrese a un estado de homeostasis y reparación en la meditación es la manera en la que le damos sentido a la vida desde nuestro interior y hacemos pases con lo logrado. Es una manera también de honrar no sólo la experiencia externa, sino la interna. En la opinión de los autores, Coaching y Mindfulness no son opuestos, sino complementos.

Imagina que quieres lograr una meta muy alta y que te exigirá todo tu esfuerzo y tus recursos. ¿Te sería útil que mientras recorres el largo camino, puedas ir disfrutando cada paso, cada paisaje, cada aventura? ¿Que de pronto el camino se vuelva tan agradable que simplemente quieras seguir recorriéndolo? ¿Y que un día sin que te hayas percatado, lograras esa meta tan esperada y pensaras que fue tan fácil porque lo disfrutaste, manteniendo tu balance, una mente enfocada y un equilibrio en tu vida? Pues precisamente esta combinación de disciplinas tan ricas como el Coaching y el Mindfulness lo puede facilitar.

Dice una antigua frase del bushido (código de ética de los samurais) que “la perfección es una montaña inalcanzable que debe ser escalada a diario”. Como lo interpretamos es que la perfección es descubrir el máximo potencial que hay en uno mismo, encontrando lo que desees: felicidad, éxito, libertad, etc. Y que sólo avanzando todos los días podrás llegar. Sin embargo, aunque el Objetivo es muy importante -pues si no sabes a dónde vas corres el riesgo de nunca perderte pues siempre estarás perdido- es más importante aún el “cómo” recorres ese camino. El Coaching te ayuda a no perderte, a tener un destino bien definido y enfocarte en él. El Mindfulness te aporta las herramientas para que el viaje sea placentero, realista y respetuoso de quién eres porque te mantiene conectado amorosamente con el presente ¡y disfrutándolo!

Finalmente, ambos comparten los objetivos de ayudarnos a descubrir quiénes somos, a reencuadrar las experiencias desde perspectivas que nos hagan bien en lugar de dañarnos, a que pensemos de una forma más racional, estratégica y con menos reactividad, a que podamos tener recursos en los tiempos difíciles, a que mejoremos nuestras relaciones interpersonales y a que nos sintamos empoderados para disfrutar de la vida con determinación, atención plena y gozo.

Si haces un análisis de tu equilibrio de vida en este momento, ¿te haría falta más coaching o más mindfulness?

La gente toma diferentes caminos en su búsqueda de autorrealización y felicidad. El hecho de que no se encuentren en tu mismo camino no significa que estén perdidos. –Dalai Lama

 

Acerca de los autores:

Flor Montero tiene una licenciatura en Interpretación de Conferencias y cursa sus estudios de Maestría en Psicoterpia Ericksoniana en el Centro Ericksoninano de México. Tiene certificaciones en Psicoterapia Corporal y PNL, Psicología Transpersonal, Terapia del Arte, Handwriting Formation Therapy y Coaching de Vida. Vive en el DF donde tiene su consulta de psicoterapia.

Abel Núñez es un Consultor, Meta-Coach y entrenador certificado de PNL y Neuro-Semántica por la International Society of Neuro-Semantics. Es director de Coach Onuy, empresa dedicada a la mejora de calidad de vida personal y productividad empresarial. Cuenta con una maestría en Desarrollo Organizacional y una licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Radica en León Guanajuato.

 

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